El estanque del jardín no sólo sirve para disfrutar de peces y ranas, también se puede disfrutar
para tomar un agradable baño.
Las piscinas naturales son una buena opción para las personas preocupadas por no estar en
contacto con productos químicos y tóxicos. Su funcionamiento se basa en la capacidad de
filtración de distintos tipos de plantas y en filtros de grava y arena. Estas piscinas, que
recuerdan a los estanques en los que de niños nos bañábamos rodeados de ranas y peces,
hoy seducen a personas que apuestan por una forma de vida más natural.
En Austria, Alemania e Inglaterra, la construcción de este tipo de piscinas está muy extendida,
ya llevan más de 15 años construyéndolas y existen empresas muy especializadas que aplican
determinados sistemas patentados. En nuestro país, es algo incipiente y sólo existe un
pequeño puñado de ejemplos, aunque tarde o temprano, cuando se conozcan más, tendrán
más aceptación por sus grandes ventajas frente a las piscinas convencionales.
Respecto a piscinas públicas la normativa exige un mínimo de incorporación de cloro,
incompatible con la filosofía de un estanque natural por lo que podremos utilizar otros métodos
para bajar al mínimo los niveles de cloro, como por ejemplo un catalizador.
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miércoles, 25 de junio de 2008
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